Desde su riqueza creativa

Por: María del Carmen Mestas

El mundo jazzístico en su escala de timbres, matices, colores y esa atmósfera mágica que lo hace tan singular ha encontrado a una intérprete muy brillante en Tamara Castañeda, la única vibrafonista en la historia del jazz cubano, quien también se ha dado a conocer como compositora con sugerentes temas: Cinemática, Bossa de turno, Fábora y Referencias, entre otros.Graduada de percusión en el Conservatorio Amadeo Roldán, esta muchacha se enamoró del vibráfono, instrumento de poca tradición en Cuba. Ese amor la llevó a estudiarlo con profundidad hasta lograr convertirse en la virtuosa que hoy es.Ha estado en varias formaciones como Huracán del Caribe, la Orquesta Sinfónica Juvenil, dirigida por el maestro Guido López Gavilán, y en TCI Trío, que ella fundara en 1998, y donde debutó en el vibráfono.Su carrera meteórica la ha llevado a compartir el escenario con figuras míticas del jazz como el trompetista norteamericano Roy Hargrove y su coterráneo el cantante, pianista y compositor Bol Chilson, a quienes acompañó en la tumbadora. Además, ha alternado con el Maestro Chucho Valdés y con Steve Colleman.Ella ganó importantes premios como los del concurso Amadeo Roldán, en 1994, y en ese propio año el del I Festival Nacional de Habaneras. Uno de sus momentos más emocionantes: el Grand Prix del Festival de Jóvenes Jazzista, JOJAZZ 2001, que fue un nuevo impulso para continuar su camino de búsquedas y exploraciones.Actuó en el Festival Internacional de Jazz, celebrado en Islas de St Marteen, y en el que participó una delegación integrada por Chucho Valdés, Ernán López Nussa, Mayra Caridad Valdés, Pablo Menéndez y otros.Tamara que es una presencia habitual en los Festivales de Percusión PERCUBA y en los de Plaza, da los últimos toques a su primer disco con el título Saboreando, del sello Colibrí, en el que intervienen su propio grupo y como invitados de lujo los músicos Oliver Valdés, Julio Padrón, Carlos Emilio, Jorge Luis Chicoy y Chucho Valdés.